Lecc 11 ----- CUESTIONES SOBRE LA FE

La Santa Madre Iglesia así nos lo enseña.

—Preguntados por qué creemos, responderemos dos cosas: la una, porque Dios lo ha revelado, y la otra, porque la Iglesia así nos lo enseña. Pero es de notar la diversa manera de estos dos porqués.
Propiamente creemos porque Dios nos lo ha revelado; ésta es la razón formal de nuestra fe. 

Pero sabemos lo que Dios nuestro Señor ha revelado por lo que nos dice la Iglesia. 

El camino y el raciocinio de nuestra alma en la fe, con la gracia divina, es éste: Tenemos motivos muchos y muy buenos para creer que Dios, por medio de Jesucristo, nos reveló una doctrina y una religión. Cuáles son esos motivos, lo acabamos de decir. 

Entre las cosas que Jesucristo nos reveló, una de las más esenciales y necesarias fué que fundaba una Iglesia perpetua, la cual, sucesora de los Apóstoles y de Pedro, conservaría toda la doctrina revelada por Dios al mundo, y la enseñaría a los hombres, para que éstos, creyéndola y guardándola, se salvasen; y no creyéndola por su culpa, se condenasen. Esto se prueba por los Evangelios y la historia. 

Una vez probado esto, tenemos que obedecer al magisterio de la Iglesia, porque ella es la encargada por nuestro Maestro de guardar íntegro e intacto el Depósito de la revelación, y está dotada para ello de asistencia especial y milagrosa del Espíritu Santo, con el don de la infalibilidad en las cosas tocantes a la revelación. Por eso nosotros creemos los dogmas, porque la Iglesia nos enseña como revelados por Dios; están, en efecto, por Dios revelados, sin que se pueda en esto engañar la Iglesia, que está asistida por Dios.

La obligación de creer no es irracional.

—De aquí se deduce que la obligación de creer no es irracional; sino que se deriva de dos premisas muy racionales, con el auxilio de la gracia. 

Dios dice la verdad; Dios dice, por ejemplo, que es Trino y Uno; luego es verdad que Dios es Trino y Uno, aunque yo no entienda el cómo. Y así de otras verdades. 

Que Dios siempre diga la verdad es cierto por la luz de la razón. Que Dios nos haya revelado ser Él Trino y Uno, nos lo dice la Iglesia, la cual sé yo que es infalible en esto, por los motivos y razones de credibilidad. Tal es nuestro raciocinio bien claro. 

La fe en los niños.

—Pero hay una dificultad en los niños y en los rudos y en las gentes sencillas. Porque los niños creen porque su madre o su padre se dijo, y porque la sociedad en que viven se lo dijo, y crecieron creyéndolo así, sin examinar más motivos de credibilidad. Es verdad que los niños y la generalidad de la gente no han examinado muchos motivos de credibilidad. Y aun no pocos sabios e ilustrados proceden así o de modo parecido, fiándose de los doctos en religión. Sin embargo, en primer lugar, los niños y la plebe, no creen porque su padre o su madre o el predicador se lo diga; creen porque lo dijo Dios. Ahora que el que haya dicho Dios lo saben por sus padres, por sus maestros, por la sociedad en que viven. Pero muy prudentemente les creen a ellos en esto como en otras cosas, porque están persuadidos de que sus padres no les van a engañar. Y si les engañasen, entonces, si de buena fe los creyesen, no pecarían, y Dios proveería, como luego diremos de los herejes. Todos, en general, como no nos es posible saber todo lo que es de fe y está revelado, creemos a los doctos, que nos dicen lo que según la Iglesia es de fe, y entonces creemos con fe, porque Dios, según nos aseguran nuestros padres o buenos maestros, reveló aquello, como lo dice la Santa Iglesia. Este modo de obrar es muy prudente. Y los que hemos estudiado religión sabemos que es cierto e infalible. 

Extensión de la fe.

—Nosotros tenemos obligación de creer lo revelado por Dios al mundo. Ahora bien: como la Iglesia tiene el Depósito de la revelación, y cree todo lo que Dios le ha revelado, nosotros también tenemos que creer lo mismo que ella cree y tiene. No basta creer un dogma y negar otro, creer un artículo y no creer en otro. Eli que así obra es como si no creyese nada; porque si yo creo porque Dios ha revelado, lo mismo debo creer un artículo que otro de los revelados por Dios. Y si no creo un artículo revelado por Dios, y creo otro, no creeré éste porque Dios lo ha revelado, sino porque lo quiero y lo creo más verosímil o por otras razones; mas esto no es fe. Fe es creer una cosa porque Dios la ha revelado, y el que por esto cree un dogma lo mismo cree todos, si le consta que Dios los ha revelado.  

Lo principal de la fe.

—En la fe, en cierta manera, todo es principal, en cuanto que todo se apoya en la sabiduría y veracidad de Dios, en la autoridad divina; y la misma ofensa hace a Dios el que niega un dogma de poca importancia, que el que niega los dogmas principales. Sin embargo, por la trascendencia que tienen para las costumbres y la vida cristiana, hay algunos dogmas más importantes que otros, y algunos muy importantes, y tales que todos los deben saber expresamente. Tales son los Artículos de la fe que son los misterios principales de la Religión, y el Credo, que los contiene en una fórmula general. Estos dogmas los tiene todo cristiano explícitamente; los otros, cuando es necesario, los profesa explícitamente, y fuera de esos casos basta creerlos implícitamente, por ejemplo, asi: «Creo todo lo que cree la Santa Iglesia, y estoy dispuesto a creerlo explícitamente cuando sea necesario o me lo mande la Santa Iglesia».

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